(8 de marzo de 2020)
Fue el primer fin de semana de marzo. Se acercaba la primavera y era un día soleado para poder disfrutar al aire libre y conectar con la naturaleza.
Salimos pronto de Peruyes. Teníamos más o menos hora y media de coche. Nos dirigimos a Canga de Onís y allí cogimos la carretera As 114 dirección a Arenas de Cabrales. Llegamos a un pueblito llamado Ortiguero y de ahí dirección a La Molina, donde empieza la ruta a los pies del macizo del Parque Natural de los Picos de Europa.
La ruta discurre a la orilla del río Casaño hasta el puente de los mineros y los más intrépidos y aventureros pueden llegar hasta el Oyu de la madre, cascada que sale del interior de la montaña.
Cuando llegamos a La Molina encontramos una capilla y atravesamos el pueblo e ir descendiendo por una calzada romana hasta llegar a un puente medieval. Antes de cruzar el puente encontramos un camino a la derecha y es por ahí donde discurre la ruta. De nuevo encontramos otro puente en este caso de hormigón y continuamos río arriba. En ese punto podemos observar la gran fuerza que lleva el agua y chocando contra las rocas.
Es una zona buena para la práctica de deportes multiaventuras como el barranquismo.
Continuamos a la orilla del río escuchando su murmullo y observando las aguas cristalinas y esos colores del río y su entorno. También en la ribera del río podemos ver bosques de castaños centenarios donde encontraremos cuerrias donde se metían las castañas a secar. Por ese camino transitaremos un largo trecho por un bonito sendero y llegaremos a otro puente el Escobín, lo cruzamos seguimos caminando ésta vez a la izquierda del río. En distintos puntos del recorrido encontraremos pozas y playas fluviales que invitan a zambullirnos en el río en temporada estival. A lo largo del camino iremos viendo cabañas de piedra y veremos restos de una antigua central eléctrica que nunca funcionó.
Llegamos al puente de los mineros que está restablecido mediante una pasarela metálica. Después de cruzar el puente llegaremos a una zona conocida como la Vega Batuda. Si os acompañan niños esta zona es perfecta para parar relajarse y retornar al punto de partida. Sin embargo, para los más aventureros podéis continuar hacia El Oyu Madre de donde sale una cascada de la roca. Si el río está muy crecido pueden haber dificultades pero hay otra alternativa, y es subir monte arriba yendo hacia un canal que hay en la roca y continuar por ahí con mucha precaución ya que es estrecho.
En nuestro caso finalizamos el recorrido en la Vega Batuda. Se vuelve por el mismo camino pero se va viendo otro paisaje diferente.
La ruta es sencilla de hacer, no encontramos grandes dificultades. Es conveniente llevar buen calzado que no resbale ya que hay zonas húmedas y un bastón que nos ayude al caminar.
El paisaje, los colores y el rumor del agua ayuda a conectar con la naturaleza y encontrar paz y tranquilidad. Una buena experiencia.
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